Es muy sencillo aguantar una apuesta perdida cuando el
jugador lleva una racha de picks acertados muy buena. Lo que viene al cerebro
es: "bueno, algún día tenía que perder" o "no pasa nada, sigo
con buenos beneficios". Se acepta.
El problema aparece cuando
el jugador atraviesa una mala racha. Ese apostador, aunque un poco con la mosca detrás de la oreja, no se
amilana y sigue buscando buenas apuestas en las que invertir. Imaginemos que ese
jugador metódico ha encontrado una apuesta de gran valor en un partido de
futbol y entra con un stake elevado. Como hemos hablado en otros momentos,
la disciplina es seguramente, la cualidad más importante del tipster, aunque también la más dificil de adquirir.
Minuto 95, el árbitro está a punto de pitar el final del
encuentro cuando se acabe la jugada y el resultado es perfecto para nuestra
apuesta, siempre que no se mueva el marcador.
Lamentablemente, ocurre
lo que aparece en este gif y
acto seguido acaba el partido, dejándonos cara a la pantalla con ojos como
platos.
Es muy probable que, tras encadenar una racha de rojos, esta
sea la gota que colma el vaso y la sangre fría de ese jugador haya
desaparecido. Desde insultos a la patética defensa del equipo hasta
autocompasión pasando por todas las fases posibles. Lo ideal es que hubiera un
saco de boxeo cerca para desahogarse, aunque en este caso la pantalla del
ordenador/televisión también podría servir.
Es en estos peligrosos casos cuando la gente se arruina.