martes, 19 de noviembre de 2013

Qué hacer cuando las emociones afectan a nuestras apuestas



Tengo un problema crónico de salud que me suele atacar todos los años por estas fechas. Unos años se trata de una ligera molestia sin demasiada importancia, otros años necesito reposar durante un par de días solamente, pero hay años como el actual que me quedo KO desde 15 días a un mes aproximadamente. En ese período he de tomarme unos antibióticos bastante fuertes que me dejan más KO si cabe. Cosa de 4-5 días como mucho.

En el prospecto aparece como efectos adversos: reacciones de agresividad, nerviosismo, agitación, ansiedad, mareo/vértigo, convulsiones, dolor de cabeza, somnolencia, hiperactividad y una laaaaarga lista de efectos más físicos (dolores en las articulaciones, alteraciones cardíacas, etc) y puedo dar fe de que esos efectos adversos existen.

Si ya es difícil ganar a las bookies en plenas facultades mentales, de este modo se me antoja imposible.

Y no es que yo ahora, en este preciso instante frente a la pantalla escribiendo este artículo no me crea capaz de analizar los partidos de selecciones de futbol de esta tarde  o los challengers de tenis y encontrar (o no) valor en alguna apuesta. Tampoco se trata de falta de ganas.

El caso es que, aunque en estos momentos no sea del todo consciente de ello, se que mis facultades no se encuentran al 100% por lo que es muy probable que los análisis no sean de suficiente calidad. En estos casos más vale dejar pasar la jornada hasta experimentar mejoría.

De igual modo, es muy conveniente dejar de apostar cuando nos limitan factores externos. Por ejemplo, una bronca con la pareja o con familiares, un mal día en el trabajo...aunque no lo notemos, esto seguramente derivará en un análisis inadecuado de la jornada y echaremos a perder varias de nuestras valiosas unidades.

También ocurre de otro modo. Si hemos tenido algún éxito en la vida puede que al analizar un partido seamos demasiado optimistas. De una forma u otra todo lleva a lo mismo: pérdida de unidades a largo plazo.

Lo ideal sería en ambos casos accionar en nuestro cerebro el botón de "reset" cuando vayamos a empezar nuestra jornada de apuestas y decirnos a nosotros mismos: "cabeza fría", pero eso es muy dificil e imposible en mi caso si a causa de la medicación sufro dolor de cabeza o mareos.

Hoy dudo de mis facultades como apostador y como dije en su día, si hay dudas la mejor estrategia es no apostar. Hoy se que he ganado dinero.

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