lunes, 17 de diciembre de 2012

Conversaciones en la peluquería



El peluquero de mi barrio me conoce desde que yo era un crío, me corta el pelo desde entonces. Estoy tan habituado a acudir a esa peluquería que incluso yo, tan acostumbrado a buscar valor en las apuestas, continúo dejando que este señor me corte el pelo una vez cada trimestre pese a que tengo claro que sus precios están bastante por encima de la media.

El caso es que hace unos meses me pasé por la peluquería y la conversación derivó al tema del juego. Me preguntó lo que pensaba de la lotería y similares.

Yo le expliqué: casi todo juego es perdedor, pero la lotería, euromillón, primitiva...eso es un auténtico timo.

Supongamos que lanzamos una moneda. Si sale cara te pago una cuota de 2 y si sale cruz también te lo pago a 2. Eso sería lo justo, ya que suponemos que la moneda es perfecta y que tiene 50% de posibilidades salir cada una de las dos opciones (recordemos la entrada de cuota y probabilidad). A la larga ni ganaríamos ni perderíamos.

Pero claro, las casas de apuestas no son tontas y no van a ofrecer la cuota justa. Por ejemplo Bwin tiene a cuota 1,85 el saque inicial de cada equipo. Es decir, una cuota que debería ser de 2 nos la están pagando a 1,85 y como el retorno es menor que lo invertido en una apuesta en que el 100% es suerte estaremos de acuerdo en que ya no renta apostar ahí.

Pues bien, la lotería y similares paga en premios entre el 45% y 55% de lo recaudado. Es decir, la organización se queda alrededor del 50% de lo recaudado y el resto lo reparte en premios. Vamos, como si la cuota real fuera 2 y te la estuvieran pagando a 1,5. Ridículo.

Y no solamente esto, sino que encima el estado se queda con un 20% de las ganancias que superen los 2.500 euros, por lo que la cuota a la que estamos jugando sigue bajando.

Total, que no, no renta jugar a la lotería y similares. Sin embargo hay una excepción muy puntual, y es que se recuerda un caso muy especial en 1990 en que el bote era de 1.151 millones de pesetas y se sumaba a una recaudación de 374 millones. Ese día la esperanza matemática era positiva y por lo tanto era rentable jugar.

Así que la conclusión que sacamos es que jugar a la lotería es regalar el dinero, a no ser que haya un bote bárbaro, incluso mucho más que el de aquel lejano 1990 porque recordemos que por aquel entonces no se debía pagar el 20% al estado.

Como se dice: la lotería es el impuesto de los que no saben estadística.

Una vez finalizada la conversación mi peluquero me dijo: "¡esto me recuerda que he de ir a tirar la bonoloto!" y se marchó a la administración de la esquina, y es que hay gente que ha nacido para perder dinero.

2 comentarios:

  1. Yo hace dos años que no compró lotería ni juego a nada que este relacionado con el estado.
    Primero porque no me gusta llenar las arcas estatales (soy un evasor fiscal nato), segundo porque la probabilidad de que te toque la primitiva es parecida a la de que te caiga un rayo en una tormenta y tercero porque no soy un ignorante.

    Debemos considerarnos afortunados por ver las cosas así y pensar de esta manera.

    Gracias.

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  2. Gracias por tu comentario.

    Poco más que añadir.

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